¿Por qué una compañía como Roche se instala en Sant Cugat?

Esta semana hemos leído que Roche Diabetes Care instalará en Sant Cugat del Vallès su centro digital global. Es una magnífica noticia para el ecosistema de tecnología, innovación y emprendimiento de Barcelona y Catalunya (y, como diremos, una consecuencia lógica a las políticas de apuesta por una economía del conocimiento realizadas por Catalunya en las últimas décadas). Roche ha decidido centrar aquí sus esfuerzos de creación de nuevos modelos de negocio basados en tecnología digitales. Esta decisión complementa la que tomó en 2015 cuando decidió ubicar en la misma ciudad su centro global de Tecnologías de la Información Los responsables de Roche informaron que la capacidad innovadora y el ecosistema tecnológico de la región y su atractivo talento son evidentes. Según dijeron, este nuevo “Silicon Valley” que es el área de Barcelona crece con gran rapidez y firmeza y la compañía quiere aprovechar esa tendencia.

Los comentarios conceptuales que quiero realizar al respecto son los siguientes. Es sabido que la tecnología clusteriza (se agrupa, se concentra) en determinados entornos geográficos. La tecnología combina dos tendencias que parecen opuestas pero que en realidad no lo son. Por un lado, mantiene una fuerte relación con su entorno local. Por otro lado, se basa en una total globalización. Pero… ¿qué es lo que determina la concentración de tecnología en un territorio? Las causas son distintas: 1) Existencia de una base industrial previa, 2) un sistema de innovación maduro, con una masa crítica suficiente de actores en red, 3) un sector privado de servicios avanzados de soporte plenamente desarrollado, ciertos tipos de ayudas y financiación privada, determinadas regulaciones o desregulaciones, infraestructuras de apoyo, etc. Pero, de largo, los dos factores más importantes son:

  • La base científica y tecnológica del territorio, en forma de potentes universidades y centros de investigación y tecnología.
  • El segundo factor, totalmente relacionado con el anterior, son los recursos humanos formados en ciencia, innovación y tecnología

Estos dos factores permiten:

  • Generar startups tecnológicas de calidad
  • Atraer grandes multinacionales tecnológicas, que se interesan por esa concentración de conocimiento

Recordemos que las primeras multinacionales se ubicaron en otros países para sacar provecho de menores costes de recursos y de mano de obra de producción. En esas primeras multinacionales, la I+D, la innovación, la tecnología continuaban desarrollándose en el país dónde la empresa tenía sus cuarteles centrales. Las innovaciones se introducían desde esa sede central a las delegaciones, las cuáles, si tenían alguna capacidad de I+D, era para focalizar y personalizar las necesidades específicas de los mercados locales. En este tipo de estructura, el conocimiento y la innovación fluían en una única dirección: Desde los cuarteles centrales a las subsidiarias. Hoy en cambio, la globalización de las multinacionales no se limita a la producción y al marketing. Las subunidades desarrollan frecuentemente I+D e innovación y participan en los proyectos de investigación de la multinacional. Por tanto, en este modelo, el conocimiento fluye en direcciones múltiples.

En este nuevo orden económico, los territorios (ciudades, regiones) compiten internacionalmente (al igual que hacen las empresas) y el atractivo tecnológico de los territorios es hoy su principal factor de competitividad. Base científica, startups y grandes empresas intensivas en tecnología conforman esos clústeres tecnológicos locales y definen su interés global.

Barcelona, Catalunya han sabido configurar, en los últimos 25 años, un gran polo mundial de conocimiento y tecnología clusterizada. Ese polo es enormemente seductor para compañías como Roche.

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