¿Estímulos o austeridad? (II) – La Sociedad Emprendedora

Una sociedad emprendedora no debería aceptar políticas de austeridad. Explico lo que quiero decir con esta afirmación. Entiendo por Sociedad Emprendedora aquella que facilita el crecimiento económico emprendedor mediante un contexto institucional que es favorable y promueve la actividad emprendedora. Una sociedad emprendedora se refiere a lugares en los que el emprendimiento basado en el conocimiento se ha configurado como una fuerza motriz de crecimiento económico, de generación de puestos de trabajo y de competitividad en mercados globales. Una Sociedad Emprendedora se sustenta esencialmente en dos pilares: 1) la (gran) inversión pública en Ciencia y Tecnología y 2) la iniciativa emprendedora privada que convierte la inversión pública anterior en bienes y servicios.

En cuanto al punto 1, ¿Por qué la inversión en Ciencia y Tecnología debe ser necesariamente pública? Hay muchos argumentos (un día os haré al respecto un resumen del libro Ciencia, Técnica y Desarrollo, de Mario Bunge). Pero aquí utilizo solamente un criterio economicista: la evidencia de que el ámbito privado no tiene suficientes estímulos para asumir el volumen de inversión necesario para desarrollar adecuadamente esa Ciencia y esa Tecnología. Es lo que denominamos fallo del mercado, algo perfectamente conocido y aceptado por todas las corrientes económicas.

¿Cuáles son los motivos que provocan que el ámbito privado no tenga suficientes estímulos para realizar la correcta inversión en Ciencia y Tecnología? Los motivos esenciales son dos:

  • La gran incertidumbre asociada al desarrollo de la Ciencia y la Tecnología y
  • el largo plazo necesario para obtener resultados.

Por ejemplo, cuando un grupo de investigación de una Universidad investiga para una cura de una determinada enfermedad, requiere cantidades ingentes de dinero para desarrollar una línea de investigación concreta (que no es más que una hipótesis) cuyas probabilidades de éxito no pueden ni siquiera medirse. Es un conocimiento totalmente necesario pero los resultados son totalmente inciertos. Además, si se dan, éstos pueden generarse varias décadas más tarde. No hay ninguna empresa farmacéutica que pueda apostar con esas perspectivas temporales. En resumen, y habiendo simplificado los argumentos, debe existir una inversión pública en Ciencia y Tecnología. El indicador básico que resume la apuesta de los estados y las regiones es el % del PIB que se dedica a actividades de I+D. Ese indicador suele desdoblarse en dos: La parte pública y la parte privada. Esa última, que si asumen las empresas, es la más cercana al mercado. No existe por tanto en ella tanta incertidumbre ni tampoco largos horizontes temporales.

La inversión pública en Ciencia y Tecnología debe ser constantemente creciente, con independencia de los ciclos económicos. Por tanto, los Estados deben, en determinados momentos, endeudarse, para sustentar esa inversión incesantemente creciente en Ciencia y Tecnología, la cual permitirá la actividad privada posterior. Sin esa inversión pública, no habrá un desarrollo de la Sociedad Emprendedora, un crecimiento del ecosistema emprendedor y de innovación.

En un post reciente finalizaba diciendo que se está cuestionando la austeridad. A modo de resumen de este tema, recuerdo cómo se ha llegado a la necesidad de austeridad. Acudo para ello a Skidelsky y Fraccaroli, los cuáles, en el libro que ya referencié (Austerity VS Stimulus) dicen que es conocido que la crisis financiera de 2008 empezó como una crisis de las hipotecas subprime y que el sector público tuvo que dar soporte a los bancos para restaurar la confianza. Pero afirman que somos menos conscientes de que una vez ese problema privado, esa deuda inmensa, fue solucionada, inmediatamente la narrativa de la Gran Depresión cambió drásticamente: La crisis se convirtió en una crisis de deuda soberana. Los medios de comunicación y los expertos cambiaron su foco de análisis y pasaron de los balances de los bancos a la deuda de los gobiernos. En definitiva, esos autores afirman que la austeridad es una solución de perfil liberal (restituir la confianza privada mostrando la contención pública) a un endeudamiento público generado para dar a su vez solución a una enorme burbuja de crédito privada.

¿Qué ocurre en España?

España es un Estado que colapsa (también) en este ámbito de la Ciencia y la Tecnología. En parte por propia decisión y en parte por las políticas impuestas desde Europa.

  • En cuanto al último punto, recuerdo que las políticas en este campo, en Europa (en toda Europa, no únicamente en los Estados descentralizados), se sustentan en tres niveles: El que emana de la Estrategia Europa 2020 y de su Unión para la Innovación (incluyendo Horizon2020), el nivel estatal y el de las regiones. El control del déficit está hoy impidiendo unas políticas suficientes a nivel de estados y regiones, principalmente en el Sur de Europa. Las regiones que eran débiles y que requerirían esfuerzos adicionales, hoy se ven sometidas al yugo del control del gasto público.
  • Pero España, por propia decisión, ha renunciado a una inversión suficiente en Ciencia y Tecnología. Podría aportar muchas referencias sobre esta cuestión. Pero voy a resumir sólo dos: La primera es el artículo “Nubes negras sobre la ciencia española” que Science publicó ya en 2013. La segunda es el muy reciente informe de la Confederación de Sociedades Científicas de España. Este informe analiza los presupuestos 2017 y los compara con los del año anterior. Estudia también la ejecución presupuestaria del 2016. Los resultados muestran que la caída de los presupuestos en la parte de I+D es superior a la caída general de los presupuestos. Es decir, reducimos proporcionalmente más la Ciencia y la Tecnología que lo demás. Además, España destaca por ser uno de los países de la OCDE donde más han caído los recursos en este ámbito. El citado informe calcula que, desde el año 2009, el déficit acumulado en la financiación de la I+D+I es de más de 20.000 millones de euros.
  • Además, España (buscando una recentralización) traslada la contención del déficit público pedida por Europa de manera especial sobre las autonomías, afectando sus planes de I+D, innovación y tecnología. Las comunidades autónomas españolas no tienen ni la libertad ni de hecho ninguna posibilidad de desarrollar unes planes de Ciencia y Tecnología mínimamente competitivos comparando con las principales regiones europeas. Creo que en estos momentos no podemos ni siquiera pedir a los responsables políticos de esas comunidades que piensen en la opción de la inversión en Ciencia y Tecnología ya que sus posibilidades son nulas.

En definitiva, España ha seguido con mucho gusto las directrices europeas sobre austeridad y la Ciencia y la Tecnología se han visto afectadas en especial. Por tanto yo aquí quiero cuestionar:

  • Esas políticas europeas. Personalmente no quiero unas políticas europeas que excluyan el Sur de la apuesta por el conocimiento. No quiero una Europa que excluya a mis hijos del futuro.
  • Cuestiono el abrazo apasionado que España ha hecho de esas políticas y el ninguneo que el Estado continuamente hace de lo que debería ser el principal patrimonio que podríamos legar a nuestros hijos y nietos.
  • Cuestiono también la política que España ha asumido con las comunidades autónomas en ese ámbito. Específicamente, en Catalunya, afectando el gran ecosistema científico y emprendedor de Barcelona que tantos años ha costado construir. ¡Europa y España están dañando “mi” ecosistema!

¿Qué hace falta?

No existe la austeridad en Ciencia y Tecnología. Las Inversiones en Ciencia y Tecnología deben ser independientes del ciclo económico, constantes y crecientes.

Es obvio que lo privado (los ecosistemas de tecnología y emprendimiento visualizan hoy perfectamente esta parte privada) se ve afectado por una falta de inversión pública. El discurso clásico liberal es necesariamente erróneo o bien tiene una clara singularidad en el ámbito de la Ciencia y la Tecnología. Ese discurso dice que lo público detrae lo privado. Pero en Ciencia y Tecnología, es totalmente al revés: la no intervención pública imposibilita cualquier iniciativa privada posterior. Sin inversión en Ciencia y Tecnología, nunca habrá actividad privada para aprovechar esa Ciencia y esa Tecnología. Tampoco habrá por tanto un factor esencialmente liberal: la confianza empresarial.

El gasto público “productivo” (y la Ciencia y la Tecnología son gastos productivos):

  • Genera actividad económica (efecto multiplicador)
  • Concreta un crecimiento de calidad en la economía
  • Aumenta la confianza empresarial
  • No detrae gastos privados como consecuencia de esa inversión pública, ya que se orientan a fallos del mercado. De hecho, es al revés.

En definitiva, el control del déficit no debe ser un obstáculo para esa inversión. Los Estados pueden (¡deben!), en determinados momentos, endeudarse, para sustentar esa inversión creciente y constante en Ciencia y Tecnología, la cual permitirá la actividad privada posterior. El control del déficit afecta a lo privado en Ciencia y Tecnología. Sin esa inversión pública, no habrá un desarrollo de la Sociedad Emprendedora, un crecimiento del ecosistema emprendedor.

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