Los malhumorados también definen la evolución de la tecnología

La revolución digital ha sido posible gracias a la invención del transistor. Hasta la llegada de los semiconductores, que permitieron el uso masivo e integrado de los diodos y los transistores, los primeros ordenadores se basaban en tubos de vacío.

Esos tubos de vacío permitieron la construcción del ENIAC, el primer ordenador totalmente digital, puesto en marcha justo al acabar la Segunda Guerra Mundial.

Los tubos o lámparas de vacío eran de tamaño excesivo para permitir el escalado de esos primeros ordenadores. Además, tenían problemas de fiabilidad y eran muy caros. Desde el primer momento los pioneros de la computación tenían claro que debía encontrarse un nuevo método, una nueva tecnología, que permitiese los cálculos decimales y binarios y la acumulación de datos. En los Laboratorios Bell, un grupo de innovadores trabajaban con materiales semiconductores como substituto potencial de las lámparas de vacío. Entre ellos estaba William Shockley, quien, por naturaleza, tenía un enorme mal genio. Parece ser que ya desde la infancia tenía esa dificultad de carácter. Shockley creció en Palo Alto y estudió en Caltech. Después se desplazó a la costa Este para estudiar en el MIT. Ahí le fichó la empresa Laboratorios Bell.

La tarde del 16 de diciembre de 1947 en Nueva York William Shockley, Walter Brattain y John  Bardeen hicieron funcionar el primer transistor. Ese momento marcaría el futuro del mundo. Es curioso que un momento tan preciso permita ser considerado el inicio de la gran revolución digital en la que todavía estamos inmersos.

Unos años más tarde, en 1955, Shockley se mudó a Stanford para crear la primera empresa de semiconductores Shockley Semiconductor Laboratory. Propuso a sus compañeros de Bell que le acompañaran. La relación con él era tan difícil que ninguno quiso. Shockley buscó entonces los recursos humanos entre el joven talento de Stanford y otras universidades californianas. Al cabo de poco más de un año, ocho miembros de ese equipo, cansados del duro carácter del fundador de la empresa, decidieron crear su propia compañía de semiconductores: Fundaron Fairchild Semiconductor en 1957.

La creación de Fairchild es otro de los grandes hitos de la digitalización. No sólo por el hecho de que esa empresa fue la que comercializó el primer circuito integrado (que substituía a las masivas instalaciones de tubos de vacío que ocupaban habitaciones enteras de los primeros ordenadores) sino –principalmente- por que de Fairchild surgieron casi 90 otras empresas de semiconductores, la gran INTEL entre ellas. Fairchild fue la semilla empresarial de Silicon Valley.

¿Qué vemos en este repaso rápido del primer estadio de la digitalización? Pues que el mal carácter de William Shockley contribuyó al espíritu emprendedor de Silicon Valley, estimulando que la gente de su equipo se fuese rápidamente para crear nuevas compañías.

Pero por otra parte, vemos que las grandes concentraciones de tecnología que hoy existen en el mundo, en gran parte se deben a casualidades. ¿Qué hubiese ocurrido si William Shockley no hubiese decidido volver a Palo Alto, el lugar donde creció? Si Shockley hubiese creado su empresa en Nueva York hoy seguramente Silicon Valley estaría en la costa Este americana.

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