Un análisis de sangre para detectar el cáncer cuando aún puede ser curado

Illumina ha comprado el unicornio Grail. Os cuento quiénes son ambas compañías. Pero antes hago una breve incursión en el tema de la secuenciación.

Desde hace años, secuenciar un pequeño fragmento de ADN es sencillo. Existen técnicas desde 1975, cuando el doblemente laureado Premio Nobel Frederick Sanger, investigador de la Universidad de Cambridge, desarrolló el método que lleva su nombre, el método Sanger. Por supuesto, secuenciar una pieza, un solo trozo de ADN, no es lo mismo que secuenciar un genoma completo. El método de Sanger era costoso, inimaginable para proyectos complejos como la secuenciación del genoma humano. Pero, desde 1975, constantemente, implacablemente, siguiendo ese método universal del cual nos hemos dotado para crear y evolucionar la tecnología, han ido apareciendo nuevas estrategias, métodos y técnicas orientadas a ese objetivo, facilitando y abaratando cada vez más el proceso.

Viendo la constante mejora en los métodos, en 1990 cuajó la idea de intentar la secuenciación completa del genoma humano, a través del Proyecto Genoma Humano. Esa iniciativa, impulsada por Estados Unidos y que contó con la participación de otros países, surgió en 1990 y se dotó con 3.000 millones de dólares. Pretendía mapear nuestro genoma en 15 años. Bill Clinton y Tony Blair avanzaron un primer resultado en junio de 2000. El genoma completo se presentó tres años más tarde, bastante antes de lo previsto. 

Decíamos que las técnicas mejoraban. A mitad de los 90, dos profesores del Departamento de Química de Cambridge, el Dr. Shankar Balasubramanian y el Dr. David Klenerman, con equipos de investigación y las correspondientes aportaciones económicas públicas (mediante las convocatorias que financian proyectos de I+D), después de años de trabajo desarrollaron un nuevo enfoque, que se convertiría en la llamada secuenciación paralelizada. En 1998, esos profesores, con la ayuda de su universidad, crearon una empresa spinoff (Solexa) para trasladar su solución a la sociedad, a través del mercado (ese es el proceder que permite sacar jugo a la inversión en I+D). En 2007, Solexa fue adquirida por Illumina de San Diego, por un importe de 600 millones de dólares.

Esta gran corporación americana se fundó en 1998 y se dedica a los mercados de secuenciación, genotipado y expresión génica y proteómica. Con poco más de 20 años de vida, emplea ya a más de 3.000 personas y factura más de 2.000 millones de dólares. Illumina ha llegado a tener el 80% del mercado mundial de la secuenciación.

Fijaos cómo funciona el proceso: Una empresa -Illumina- se encarga desde hace años de llevar la secuenciación a los máximos ámbitos posibles. Hace esto operando en el mercado, a través de sus reglas, caracterizadas por la competencia y por tener unos accionistas que focalizan en el retorno de su inversión. Por supuesto, Illumina tiene maneras de mejorar directamente sus técnicas, sus productos. Su departamento de I+D es una pieza esencial en ese proceso de mejora. Pero Illumina no puede permitirse que su departamento de I+D asuma proyectos de investigación tan indefinidos e inciertos como los que desarrollaron durante mucho tiempo los doctores Balasubramanian y Klenerman en el entorno público. Si lo hiciese, estaría incurriendo en grandes inversiones de resultado incierto, con unos riesgos enormes que podrían provocar la quiebra de la compañía. Sabiamente sus administradores no permiten que ello ocurra. Pero Illumina sí que puede permitirse invertir mucho -mucho- dinero en algo seguro, sin riesgo. Por ese motivo pagó esos 600 millones de dólares por Solexa, una spinoff de la Universidad de Cambridge que tenía unas metodologías de secuenciación totalmente definidas y probadas.

Los profesores David Klenerman y Shankar Balasubramanian, fundadores de Solexa

Lo que ocurrió con Solexa, ha vuelto ahora a suceder con Grail. Illumina ha vuelto a aplicar esa sistemática. Mucho dinero a cambio de poco riesgo.

La detección temprana del cáncer

La startup biotecnológica Grail fue fundada en 2016, precisamente como una empresa derivada, una spinoff de Illumina. Grail se ha convertido en un unicornio en sólo tres años. Ha recibido enormes sumas de dinero de inversores –Bill Gates y Jeff Bezos entre ellos- hasta sumar 1.500 millones de dólares. La startup se basa en la evidencia de que los cambios genéticos que se dan en los tumores, se dan también en el plasma de la sangre. Expresado de otra forma, asumen que los cambios genéticos encontrados en biopsias se pueden también detectar en sangre. Es el enfoque de la biopsia líquida. Con esa premisa científica y con una enorme cantidad de datos, Grail desarrolla modelos inteligentes. La startup estudia grandes cantidades de datos genómicos de tumores y después los analiza mediante una técnica nueva, la secuenciación de alta intensidad. A continuación, los compara con ensayos clínicos reales, para finalmente desarrollar modelos predictivos.

Con ello, aplicando esos modelos a un simple análisis de sangre, pueden detectar la enfermedad. Grail se fusionó en 2017 con Cirina, una startup fundada por el científico Dennis Lo de la Universidad de Hong Kong. A finales de 2019, Grail informó que los resultados que obtiene de sus proyectos sugieren la validez del enfoque.

La detección del cáncer seguramente siempre necesitará una biopsia. Pero, el problema es que muchas de esas biopsias se realizan cuando ya es demasiado tarde. Todos sabemos la importancia de la detección temprana de la enfermedad. Se anhela una prueba tan simple como un análisis de sangre para conseguirlo. Por ese motivo, al igual que Grail, hoy hay en el mundo decenas y decenas de empresas que están intentando crear algo que nos permita revelar el cáncer cuanto antes mejor, mediante una técnica u otra. Freenome es una de esas otra empresas. Se trata, como Grail, de otra biotecnológica de Silicon Valley, que ha recibido más de 160 millones de dólares de inversión y que intenta conseguir la detección del cáncer a través de la sangre. Su enfoque se basa también en el análisis de extensas bases de datos con técnicas de machine-learning. Pero mirando algo distinto. En su caso, extraen de la sangre muestras de ADN libres de células y las tratan con determinados biomarcadores. Otras compañías similares a Grail o Freenome son Thrive Early Detection, creada hace 25 años, o Guardant Health, fundada en 2012.

Así pues, Illumina adquiere Grail por 7.000 millones de dólares. Lo que antes comentaba: Un pastón por una startup surgida de la misma compañía. Alguien pensará: ¿no podía haber desarrollado esa idea directamente Illumina? Seguramente. Pero no hubiese contado con la pasión, el tiempo y la fuerza de los emprendedores y el dinero de los inversores. Pero, además, la idea era incierta. Illumina hubiese asumido el riesgo técnico y de mercado. Hoy el enfoque de Grail parece libre de riesgos. Los emprendedores y los inversores de Grail han asumido ese riesgo y ahora que el concepto se adivina exitoso, monetizan su esfuerzo y ese riesgo e Illumina está satisfecha en pagar esa cantidad. Se estima que la tecnología de Grail salvará la vida de 140.000 personas al año, sólo en los Estados Unidos.

2 Replies to “Un análisis de sangre para detectar el cáncer cuando aún puede ser curado”

  1. Que gran noticia Pere. El santo grial de nuestra época en temas biosanitarios. Ojalá y así sea.

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