Deep Science, Deep Tech: la era de la Tecnología sustentada en Ciencia

El mundo cambia constantemente. Pero, estando en medio del torbellino diario, el reto es percibir la dirección del cambio, saber hacia dónde nos dirigimos.

Una de las tendencias que hoy percibimos es un énfasis en el binomio tecnología profunda e impacto. Y la tecnología profunda se origina en la Ciencia fundamental o básica. Además, el emprendimiento es la manera de convertir una cosa en otra. Entramos pues en la era Deep Tech, una mezcla formada por Ciencia, Tecnología y Startups. Es un momento de la historia en el que la I+D de frontera sustenta inauditos desarrollos tecnológicos que permiten superar retos y problemas de la humanidad. Estamos en el siglo en el que la Ciencia básica se convierte en impacto a través de la creación de empresas Deep Tech.

En estos nuevos tiempos, las universidades tienen un papel central. Pero deben adaptarse. Algunas instituciones pioneras sugieren el camino. Veamos algunos programas de esas instituciones precursoras, que informan sobre lo que viene al resto de 30.000 universidades que existen en el mundo. Un apunte: a muchas de esas otras instituciones, los cambios les llegarán con años de retraso, siendo precisamente esa demora en la adopción de las tendencias globales uno de los factores fundamentales que determina la baja competitividad de sus respectivos países.

Enumero pues una veintena de programas que pueden servir de ejemplo para visualizar ese futuro próximo para nuestras universidades:

  • Conception X crea startups Deep Tech a partir de tesis doctorales. Fue impulsado desde University College London en 2018 pero después ha evolucionado hacia una entidad independiente que da soporte a todas las universidades del Reino Unido. La frase promocional en su web afirma: “shape the future through venture science”.
  • En la misma línea, Technion de Israel y la Universidad Cornell de Nueva York promueven el Programa Postdoctoral Runway Startup. Son tres cosas en una: escuela de gestión, investigación e incubación. El objetivo es que los estudiantes que han acabado el doctorado lleguen con su razonamiento investigador y salgan con una mentalidad emprendedora.
  • La Unidad de Innovación del CNRS francés (equivalente al CSIC español) ha cambiado su misión y se ha movido desde las patentes a la creación de empresas. Su directora Johanna Michielin afirma que esencialmente lo que hace hoy esa unidad de innovación es “ayudar a los científicos a convertir sus investigaciones en empresas”.
  • La Universidad de Cambridge y el diseñador de chips británico Arm (empresa considerada como la joya de la corona de la industria tecnológica del Reino Unido) han fundado una aceleradora de startups Deep Tech para ayudarlas a convertirse en la próxima generación de gigantes tecnológicos. Lo han hecho junto con Cambridge Innovation Capital y Martlet Capital. Deep Tech Labs es el nombre de esa aceleradora.
  • El MIT puso en marcha su proyecto The Engine Accelerator en octubre de 2016, con el objetivo de aportar soluciones a los retos más importantes de nuestra sociedad. The Engine focaliza en la Deep Tech, esa tecnología poderosa, profunda, como medio de solución a esos retos. Es un programa en el cual entran emprendedores o startups por un período limitado de tiempo. Se les ofrece formación, servicios y contactos para dar forma a sus ideas. Además, involucra a científicos y laboratorios del MIT y de otras instituciones investigadoras de la zona, Harvard, entre ellas, para dar soporte a los emprendedores y a las startups.
  • La prestigiosa universidad londinenses Imperial College está redefiniendo sus iniciativas de transferencia de tecnología, después de la deriva adoptada por Imperial Innovations (ver este post que escribí sobre esa unidad). Pero las está redefiniendo haciendo énfasis en la creación de empresas, más que en la licencia de patentes. Así, Techcelerate es un programa de 4 meses que ayuda a los investigadores a comercializar su investigación. Por otra parte, tienen el Institute for Deep Tech Entrepreneurship, desde el cual se afirma que “muchos de los problemas más acuciantes del mundo, desde abordar el cambio climático, desarrollar sistemas sostenibles de agua y alimentos y mejorar la salud y el bienestar humanos, dependen de la comercialización de innovaciones científicas y de ingeniería, lo que se conoce como Deep Tech. Desde el instituto buscamos comprender y abordar las barreras clave para la comercialización de empresas de tecnología profunda”
  • Hace pocos días, en mi anterior post os hablaba de una aceleradora Deep Tech en Chicago, especializada en cuántica y promovida por varias instituciones investigadoras de la ciudad. Se trata de Duality
  • Pero las mismas instituciones investigadoras (Universidad de Chicago, el Laboratorio Nacional Argonne y el Laboratorio Acelerador Nacional Fermi) tienen otra aceleradora Deep Tech, en este caso generalista. Se trata de Compass Deep Tech Accelerator, que ayuda a los investigadores a crear empresas tecnológicas.
  • Hablé también aquí en este blog de la aceleradora Deep Tech que desarrollan la Universidad de Bristol junto con Science Creates.
  • Los Alamos National Laboratory acaba de poner en marcha el The New Mexico Lab-Embedded Entrepreneur Program (New Mexico LEEP), un programa de dos años de duración dirigido a los innovadores y emprendedores en ciencia o tecnología avanzadas. Los empareja con los laboratorios de investigación de la institución y los relaciona con capital riesgo, mentores y clientes.
  • UTEC Founders Program (UFP) es promovido por The University of Tokyo Edge Capital Partners (UTEC) para impulsar el crecimiento de startups que utilizan “la ciencia y la tecnología para resolver problemas globales de la humanidad”.
  • Austin Technology Incubator de la Universidad de Texas, se autodefinen como un líder mundial en la comercialización de tecnología profunda orientada a resolver los problemas más urgentes del planeta.

Otros ejemplos similares son:

  • Ascent es una aceleradora Deep Tech promovida por la Universidad de Colorado, en sus tres campus de Boulder, Colorado Springs y Denver.
  • La aceleradora Deep Tech Futurebox, del DTU Science Park, en Dinamarca
  • Endless Frontier Labs (EFL), un programa de la New York University’s Stern School of Business
  • Delaware Innovation Space (fundado en 2017 por la Universidad y el Estado de Delaware junto con la empresa Dupont) para estimular la creación de startups basadas en la ciencia
  • The Creative Destruction Lab fundado en la Universidad de Toronto, pero hoy extendido a una decena de universidades, principalmente de Canadá pero también de Estados Unidos, Reino Unido y Francia.
  • Aquí cerca tenemos tres proyectos que promueven la Deep Tech desde la Deep Science: The Collider, el Programa de la Ciencia al Mercado, promovido por varias universidades de Barcelona, y la alianza Deep Tech Node, del Ayuntamiento de Barcelona y cinco universidades de la ciudad.

Por supuesto, este movimiento mundial también afecta y arrastra al capital riesgo. Si queréis conocer de qué manera, os recomiendo leer este libro dedicado a la inversión en Deep Science: Venture Investing in Science, de Douglas Jamison y Stephen Waite. El libro contrapone la inversión en ciencia a la inversión en startups de software, que ha absorbido excesiva cantidad de dinero en los últimos años, lo cual ha provocado falta de fondos en la comercialización de resultados de investigación.

Por tanto, recordad: Deep Tech es la tendencia mundial. Nos llega la tecnología en estado puro. Pero orientada a los retos de la humanidad. Todavía veremos esas startups digitales de poco impacto. Pero ya no se las valora como antes. En este nuevo escenario, las universidades, los hospitales investigadores y los centros de investigación tienen un papel esencial. Tanto, que la tercera misión de las universidades está cambiando. El concepto de la Triple Hélice está ya superado (además, siempre ha sido más teórico que concreto). Incluso el Premio Nobel de la Paz Muhammad Yunus se mueve hacia ese futuro. Ha promovido el SDGx Yunus Center Near-Future Lab, un centro de exploración de tecnologías profundas “pro-poor”, favorables o orientadas a los pobres y que tiene los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como referencia esencial.

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