La transferencia de tecnología

Otra vez recurro a mi tesis. Como dije se escribió hace muchos años. Pero creo que bastantes de sus elementos son todavía vigentes. Hoy reproduzco aquí una breve síntesis del apartado de conclusiones. Recuerdo que la tesis estudió el proceso de transferencia de tecnología (TT) universitaria, en sus 3 caminos: 1) Colaboración en I+D, 2) Licencia de patentes, y 3) Creación de spinoffs. Algunas de las ideas que el trabajo generó son las siguientes:

  • Las empresas, en general, no piensan en las universidades como proveedores de innovación. Además, pocas empresas tienen las características adecuadas para establecer colaboraciones de I+D con las universidades, cuestión que, de hecho, es la causa de la frase anterior. En definitiva, la colaboración en I+D, debido a las condiciones de la demanda, es una modalidad de TT de alcance limitado.
  • Las universidades tienen restricciones en su oferta. Los grupos de investigación, por su propia capacidad de trabajo, tienen un punto de saturación en sus actividades de I+D con la industria. Por tanto, para incrementar la TT, las universidades deben promover modalidades push, que permitan sacar provecho de los resultados de aquella investigación propia, no realizada por encargo empresarial, sino financiada con fondos públicos. La creación de empresas spin-off y la licencia de patentes entran en esta categoría de modalidades push de TT.
  • Las unidades de comercialización de tecnología a través de patentes y spin -offs tienen unas competencias esenciales muy específicas, que, desde una visión y actitud proactivas, se orientan a la detección y evaluación de tecnologías universitarias comercializables y, sobre todo, a la aportación de servicios especializados que permitan su traslado al mercado.
  • En este tipo de oficinas se reducen al mínimo las tareas de gestión y se externalizan o subcontratan las actividades que se alejan de las nucleares. Además, a diferencia de las oficinas de TT del sistema universitario español, no tienen bajo su responsabilidad la gestión de los contratos de I+D con empresas, la gestión de los fondos públicos de investigación, el fomento de la cultura emprendedora o la gestión de espacios de incubación para las nuevas empresas spin-offs. Todas esas funciones corresponden a otro tipo de actores dentro del sistema universitario.
  • La TT universitaria a través de la licencia de patentes y de spin-offs exige unas unidades de apoyo con técnicos especializados, de un perfil muy distinto al del personal tradicional encargado de la gestión de los contratos de I+D. Este nuevo perfil corresponde a un profesional que entiende tanto el proceso investigador como el proceso comercializador. Se le exige, por lo tanto, experiencia previa en el mundo empresarial.
  • Las universidades y otros organismos públicos de investigación ubicados en zonas en las que predominan los sectores empresariales e industriales tradicionales (entendidos como de poco contenido tecnológico, los cuales, de acuerdo con los resultados de la tesis, tienen un potencial bajo para absorber resultados de la investigación de la institución) tienen en la vía spin-off la posibilidad de modificar este entorno industrial, introduciendo empresas basadas en el conocimiento. Estas empresas son muy activas en colaboraciones de I+D con las universidades de las que han surgido. Son también activas utilizando otras modalidades de TT, por ejemplo la licencia de patentes o la movilidad de personal (incorporación de estudiantes de doctorado, etc.).
  • Un parque científico es una actuación sobre el territorio efectuada con el fin de fomentar la TT de la institución promotora y la competitividad industrial del entorno dónde se encuentran ubicados. Los parques científicos pretenden desarrollar un medio dónde se produzca un fenómeno de difusión de innovaciones y de TT que tendría que culminar en el nacimiento de un tejido de pymes innovadoras. Este objetivo implica la presencia en los parques o en su entorno de distintos actores: universidades y centros de investigación, empresas establecidas y de nueva creación y entidades de apoyo a la TT.
  • Los sectores industriales a los cuales el parque pretende orientarse tienen que ser sectores de un contenido tecnológico medio o alto. No serán efectivas iniciativas que se orienten a sectores tradicionales, en los cuales la innovación está poco basada en la I+D y la competitividad está más determinada por un proceso productivo eficiente que por una constante introducción de innovaciones de producto. En definitiva, un parque científico debería orientarse a sectores de alto valor añadido, que basan su actividad innovadora en la I+D y que esta innovación incide en el producto.
  • Un parque científico pretende también mejorar la competitividad de su región o territorio de influencia. Cuando el entorno no tiene la capacidad para aprovechar la presencia del parque, esta iniciativa deberá orientarse a la mejora de la competitividad a largo plazo. En definitiva, tendrá que orientarse a modificar el entorno a través de la creación de nuevas empresas de base tecnológica, más que a dar respuesta a los sectores existentes.
  • La tesis pone de manifiesto una clara relación entre la actividad de TT y la actividad investigadora. Esta relación es consecuencia, por un lado, de la evidencia de que es de la investigación de dónde surgen el know-how, las ideas y las invenciones que pueden ser comercializadas. También, del hecho de que sólo las universidades con una base de investigación suficiente (que son pocas) pueden articular programas y unidades eficientes de comercialización de tecnología. Por lo tanto, el fomento de la TT implica necesariamente el apoyo a la investigación de base.
  • No es necesario que el investigador promotor abandone la universidad para integrarse a la spin-off. Las unidades de apoyo buscan personal que se encarga de la gestión diaria de la empresa y el investigador actúa de asesor científico desde la universidad. Es un comportamiento que evita que las universidades pierdan los mejores profesores e investigadores.
  • La TT es cara. Los resultados indican que la “nueva” función de TT requiere unas aportaciones económicas importantes de las instituciones académicas. Además del coste de personal, las exigencias económicas provienen de la necesidad de invertir tanto en tiempo como en cantidad. Se habla de una inversión en tiempo ya que tanto las patentes como las spin-offs tardan entre cinco y diez años en generar retornos económicos significativos.
  • Las exigencias económicas de la actividad de TT hacen difícil la sostenibilidad de las oficinas gestoras. Sólo algunas instituciones, con licencias de patentes de mucho éxito, cubren los gastos generados por el funcionamiento de sus unidades. En el terreno de las spin-offs, se puede producir algún retorno importante por venta de acciones, pero, en todo caso, sería en un plazo de entre cinco y diez años contados a partir del inicio de las actividades de la universidad en este terreno. Ahora bien, los retornos económicos que las spin-offs aportan a las universidades no provienen tanto de la venta de acciones como de los contratos de I+D que estas empresas formalizan con la institución.
  • Las autoridades universitarias no pueden esperar que la TT llegue a constituir una fuente de ingresos significativa para su institución. Por ejemplo, en las grandes universidades muy activas en el terreno investigador, es difícil que los royalties derivados de la licencia de patentes supongan más del 10% del presupuesto de investigación de la institución. La TT tendrá una mayor importancia relativa en aquellas universidades con presupuestos moderados de investigación.
  • Las autoridades gubernamentales encargadas de la política universitaria de un país (los departamentos o ministerios de educación o de universidades) tienen que decidir sobre las nuevas universidades que se situaran en el territorio y sobre la orientación que, a través de la correspondiente asignación de nuevas titulaciones, se les dará. Esta orientación educativa define, además, la dirección investigadora de estas instituciones académicas. Por su parte, las autoridades encargadas de la política tecnológica e industrial (los departamentos o ministerios de industria) consideran las universidades como agentes productores y difusores de conocimiento, los cuales, a través de la investigación y la TT, incrementan la competitividad industrial. El hecho de que únicamente determinadas empresas y sectores tengan la capacidad de adquirir investigación universitaria, tiene implicaciones en este ámbito.
  • Así la universidad sólo actúa como un elemento clave en el sistema innovador cuando se dirige a sectores industriales y a empresas que tienen la capacidad de aprovechar su presencia en el sistema. Es decir, una nueva universidad investigadora que se sitúe en un territorio con fuerte presencia de sectores industriales tradicionales a los cuales dirige y orienta su docencia e investigación, no tendrá incidencia sobre la competitividad de estos sectores (si no es que, como más adelante se ve, se articulan medidas que permitan a las empresas aprovechar la presencia de la universidad o centro público de investigación). En definitiva, los efectos de la oferta de ciencia y tecnología de un territorio sobre la competitividad de la industria que se ubica en el mismo no dependen únicamente de la cantidad y calidad de esta oferta, sino también de la capacidad de las empresas para acceder a la misma.
  • Por tanto, si un gobierno pretende elevar la competitividad de la industria del país, las actuaciones sobre la oferta tendrían que complementarse con actuaciones sobre la demanda, concretamente sobre la capacidad de la demanda por acceder a la oferta, mediante, por ejemplo, programas de fomento de la sistematización de las actividades internas de I+D en la industria.
  • Cuando se piensa en las diferencias entre empresas dentro de un sector, esta cuestión se puede ver también de la siguiente forma. Una actuación institucional sobre la investigación e innovación (creación de una universidad, centro tecnológico, centro mixto universidad – empresa o de cualquier otra iniciativa relacionada con la investigación pública) no incide sobre la competitividad de un sector industrial sino únicamente sobre la competitividad de las empresas más competitivas de aquel sector. Las empresas que no tienen la capacidad de aprovechar las infraestructuras científicas se harán todavía menos competitivas. En definitiva, la inclusión en el territorio de determinados centros de investigación actúa como un proceso de selección natural entre las empresas de un sector (que puede ser similar, de todos modos, por ejemplo, a lo que supone la introducción de determinadas regulaciones o normativas de calidad, medioambientales, de seguridad, etc.).
  • Estos mismos resultados informan también sobre la influencia y efectividad de las ayudas públicas directas e indirectas a la colaboración en I+D. De acuerdo con las conclusiones de la tesis este tipo de ayudas sólo incentivan la realización de actividades de investigación e innovación en aquellas empresas que ya eran previamente activas en este terreno.

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