Transferencia de tecnología: Cada vez más conocida

La transferencia de los resultados de la I+D generada en los laboratorios de las universidades y otras entidades de investigación lleva ya décadas implantada en el mundo. La cultura inherente a la misma y su mecánica y procedimientos están bien establecidos. Disponemos también de abundantes datos. Por ello, aparecen cada vez más artículos científicos que los analizan. Como este: Evaluating disparities in the U.S. technology transfer ecosystem to improve bench to business translation.

Sus autores analizan la AUTM Licensing Survey, la encuesta que esa gran Asociación realiza cada año a unas 300 universidades, hospitales y centros de investigación. El artículo se basa en el ciclo de vida (o pipeline de comercialización) que ha establecido y difundido esa misma asociación AUTM.

Es decir, parten de la financiación de la investigación, siguen con la notificación de invenciones, después las patentes solicitadas y concedidas, los contratos de licencia y la creación de startups. Finalmente, acaban con los ingresos. Entre esas 300 instituciones, los autores identifican a las 25 más activas. Son las siguientes:

Aunque el trabajo no es muy profundo (los comentarios de los revisores lo ponen de manifiesto), los resultados tienen interés. El más general: Un 20% de las instituciones es responsable del 60% de la actividad de transferencia de tecnología.

De hecho, concretan un poco más, a través del gráfico siguiente, para cada uno de los estadios del ciclo de vida o pipeline de comercialización. Se observa que el 1% de las 300 instituciones generan entre el 15% y el 20% de la actividad, dependiendo de la fase del ciclo.

¿Conclusiones? Las siguientes:

  • El primer gran obstáculo para la transferencia de resultados de investigación es la insuficiente inversión en investigación. Dicho de otra manera: Mal lo tienes si no eres grande.
  • La transferencia de tecnología no es un buen negocio. El 20% de las instituciones de la encuesta concentra casi el 90% de los ingresos. Pero, no hay que dejar de hacerla. Es una función pública, al igual que la investigación.
  • El artículo sugiere, para instituciones con pocos recursos, la creación de unidades de transferencia conjuntas, que sirvan a varias universidades y centros de investigación al mismo tiempo.
  • Una característica relevante de las instituciones que tienen mejores resultados es su visión holística; tienen un amplio elenco de iniciativas de transferencia de tecnología. No se limitan pues a la típica oficina de transferencia, sino que disponen de muchos otros programas, oficinas e instrumentos, siguiendo la idea que ya he mencionado en otras ocasiones en este blog: el campus como un lugar de innovación (no como un espacio de docencia e investigación con una unidad de transferencia).
  • Las instituciones que no están entre las mejores pueden obtener mejores resultados si promueven esos instrumentos e iniciativas adicionales: incubadoras y aceleradoras, concursos de planes de negocio, premios a la innovación, soporte a las asociaciones de estudiantes, sandboxes, etc. La tabla siguiente muestra algunos de esos instrumentos para MIT y Harvard.

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