Lo que comparten una rana y un teléfono

Este es un post muy metafísico. Pero la tecnología aparece también.

Galaxias, estrellas y planetas, vida y tecnología comparten esencia: Todos estos elementos del universo no son más que herramientas de disipación de energía. La gran “explosión” inicial (el Big Bang) liberó cantidades ingentes de energía de manera súbita. Esa descarga tan repentina ha acabado determinando todo lo demás; por siempre, hasta el final. En el sentido siguiente. Aquella energía colosal debía ser disipada de algún modo. La evolución del universo es la constante generación de entropía, la incesante búsqueda de una mayor “tranquilidad” energética. El universo terminará la sacudida que supuso ese Bang inicial como un mar en gran calma, un lugar donde cualquier rincón tendrá exactamente el mismo nivel energético.

Todos los procesos de conversión de energía generan entropía. Las leyes de la termodinámica nos dicen que cualquier conversión energética es “imperfecta” (o el máximo de perfecta, según lo que se expone en este artículo). No hay nunca una conversión energética del cien por cien. Para entenderlo mejor vayamos a las máquinas tecnológicas que la humanidad crea. Todas son algo ineficientes: Un coche nunca convierte en movimiento toda la energía que contenía su gasolina. Ha habido pérdidas, debidas a rozamientos en las distintas transmisiones mecánicas o a la generación de calor en el motor, etc. Siempre, en todo proceso de conversión energética, existe una “pérdida”, una degradación energética, una disipación hacia el entorno (y en última instancia, hacia el universo).

Una olla con agua puesta a calentar recibe energía y el agua genera “herramientas” para disiparla. La turbulencia del agua hirviente es su reacción a la inyección de energía. Las burbujas y los remolinos que se generan en la olla sirven para disipar. Hay quien dice que las galaxias en el universo, las estrellas y los planetas son como esas burbujas y remolinos en el agua: Instrumentos para disipar la energía que se desbocó en ese momento inicial. 

Las galaxias, estrellas y planetas son entes generadores de entropía para el universo. Convierten energía en calor o en movimiento planetario y en este proceso degradan y disipan la energía acumulada del universo. Esos entes -galaxias, estrellas, planetas- son más o menos complejos. Mantener esa complejidad les supone reducir su propia entropía. Pero a costa de una mayor entropía para el todo.

Y este es el elemento básico que guía al universo en su evolución. El universo terminará en total equilibrio energético, sin ningún rincón con mayor energía acumulada, con ninguna posibilidad de proceso energético dado que la entropía será máxima. La historia del universo es y será esta: Del corral amontonadas al prado bien espaciadas y tranquilas (ver nota 1). Los átomos totalmente dispersos por todo el universo, sin posibilidad alguna de generar intercambios energéticos, sin ningún desequilibrio. Entropía máxima.

Galaxias y estrellas son pues útiles para lograr paz energética. Consumen y disipan la energía acumulada. Hay quien dice que la vida es (como las galaxias, estrellas y planetas) otro mecanismo del universo que emerge para generar entropía. Un animal herbívoro convierte lo vegetal en movimiento y calor para su cuerpo. Además, decíamos que la conversión no es energéticamente perfecta. Ese herbívoro disipa pues energía y genera entropía. Esa es la razón de ser de ese herbívoro. La vida es un instrumento del universo para generar entropía y así liberarse de esa terrible inyección que recibió en el momento inicial. La vida es como las burbujas de esa olla de agua en el fuego.

Para disipar lo máximo, la vida quiere estar presente en cualquier rincón, es un manto, como una niebla que se extiende para ocupar todos los espacios disponibles. La fuerza que proporciona la necesidad de disipar energía es la que provoca esa incesante búsqueda de espacios por parte de la vida, creando mecanismos (seres vivos) que emergen para ajustarse a cada uno de ellos. La vida es un diseño constante de artefactos de disipación energética adaptados a cada espacio posible (con las condiciones básicas). Si hay agua, la vida diseña artefactos que se adaptan a ella. Si hay cielo, emergen otros distintos, adaptados a ese cielo. Hay luz y la hierba ha surgido para generar entropía con ella. El manto ocupa todos los espacios y rincones, genera todos los artilugios posibles, para producir la máxima disipación de energía.

Los humanos no somos más que otro de esos artefactos. Estamos aquí para generar entropía. Somos altamente complejos. Una complejidad impulsada por esa fuerza entrópica. Una complejidad que demanda mucha energía. Convertimos energía y generamos pérdidas en la conversión. Esa es la razón de nuestra existencia. Los humanos somos un artefacto altamente eficaz generado por la vida. El universo está encantado con nosotros: Somos complejos, más que otras formas de vida, comportamos gran entropía. Nuestra sofisticación nos lleva además a crear herramientas, las cuáles ellas mismas generan también entropía.

La tecnología es pues también útil para el universo en su ruta hacia la tranquilidad. Y ahí aparecen las preguntas sobre la tecnología como artefacto de disipación energética universal: ¿Se parecen Vida y Tecnología? ¿Seguimos -los humanos- las pautas básicas del universo con la vida cuando creamos tecnología? ¿Impregnamos los humanos a la tecnología de la misma fuerza motora entrópica que nos guía a nosotros? ¿La tecnología es también un manto que lo quiere ocupar todo? ¿En qué se asemejan la tecnología y la vida en la búsqueda de las “soluciones” para adaptarse a cada espacio posible? ¿Qué comparten una rana y un teléfono?

Otro día os hablo de todo ello.

Nota 1: Para aquellos que no habéis profundizado en la entropía, os la simplifico de la siguiente manera. Imaginad un grupo de ovejas encerradas en un corral, bien apretadas por falta de espacio, una contra la otra. Fuera, el prado verde inmenso está vacío, esperándolas. No hay ovejas pastando. Gran acumulación energética, muy poca entropía. Los animales tienen deseos de salir y ocupar el prado. El granjero, al abrir la puerta del corral, libera esa energía; las ovejas salen ansiosas. En el momento en que todas ellas están pastando, bien dispersas por la campiña, sosegadas, igualmente distantes una de la otra, sin interactuar dado que cada una tiene su sitio para comer, en ese momento la entropía es la máxima. Las opiniones cosmológicas mayoritarias asumen que el Universo acabará como un prado en sosiego.

Nota 2: La física relativa a la visión del universo que se plasma en este post la ha desarrollado el joven bioquímico y físico Jeremy England. Por otra parte, Richard Yonck usa el modelo para, de manera excelsa, ir hacia el futuro. Lo hace en su libro Future Minds.

Jeremy England
Richard Yonck

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